sábado, 1 de enero de 2011

Into The Wild

Sociedad, felicidad, amor, relaciones... algunas ideas fuertes, que hace bastante tiempo he venido dando vueltas en mi mente y que al ver esta película han relusido de forma maravillosa. No voy a hacer un resumen de la película, es mejor verla. En ella me veo, a veces, y a veces no. Y es que el no adaptarse a un mundo tan ridículo, estúpido, superficial, injusto, incomprensible, para mí es algo inevitable. El punto es qué cartas jugar en este juego, hacia donde dirigir la mirada y trazar la línea de la vida. Cómo trazar esta línea sin pasar a llevar partes de nuestra vida que queremos y necesitamos. Quizás estoy escribiendo de manera muy vaga, o poco clara, pero es que la vida se nos presenta de esa forma, no sabemos hacia donde va, de qué se trata en realidad, qué es lo que quiere decir.

La conciencia, un arma de doble filo, con la que ponemos los pies en la tierra, pensamos, criticamos, para liberarnos en el espacio del pensamiento, sin embargo, esa liberación se ve prisionera de la realidad, que es lo que criticamos en el fondo. Aquí la praxis, la acción viene a tomar parte importante. Debemos actuar, intentar, probar, equivocarnos, movernos, en definitiva, vivir. Comenzar nuestra investigación de la vida sin hipótesis a priori, que puedan dirigir nuestra mirada hacia ciertos aspectos. Saber que la libertad plena de cada persona demanda eso: una conciencia que actúe, y no se quede en las letras, una conciencia viva y experimental.

No puedo seguir escribiendo, me contradeciría, es tiempo de vivir, aprender y desaprender...

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